Primavera...

Veo junto a su reloj unos números grabados en su piel, aunque mi cabeza permanece bloqueada por su rodilla en el suelo adoquinado y manchado de sangre, logro memorizar en mi último suspiro su identificación: 23456. Es primavera y luce el sol, pero apostada en el suelo tengo frío. Antes temblaba, ahora completamente quieta, pienso que al menos mamá podrá saber quién con tanto odio me ha golpeado dos, tres, cuatro, cinco y hasta seis veces consiguiendo callar mi voz para siempre.

Comentarios